Aceptar La Vida tal y como es: Aquí, Ahora y Así

Aceptar La Vida tal y como es: Aquí, Ahora y Así

Aceptar La Vida tal y como es: Aquí, Ahora y Así

¡¡¡Hola, hola holaaaa!!!

¡Acá encontrándome con vos nuevamente! ¡Que alegría!

¡Un privilegio que disfruto con muchísimo placer en esta labor de Aceptar La Vida tal y como es!

Es como si estuviéramos en un café, o en el living de casa, o en el lugar de mi hogar donde atiendo las consultas… Esa intimidad siento cuando tecleo y sé que me vas a leer. Gracias por estar ahí, del otro lado, ¡y hacerlo posible!

Me ha pasado escuchar en las consultas: “cómo voy a aceptar tal situación?!” es imposible! No puedo aceptar tal cosa.!!!

Y es maravilloso ser testigo del cambio en el estado de ánimo cuando logran comprender de qué hablo cuando hablo de aceptar.

Solemos confundir aceptar con acordar.

Y ese es el motivo por el que muchas personas nos “peleamos con la vida”, a veces un rato, a veces décadas.

Desperdiciamos minutos vitales que NO volverán, enojándonos con situaciones que NO podemos cambiar.

¡Como si por cada día que pasa nos agregaran otro más al final… ¡Y es al revés, nos queda uno menos!  Cuando tomas plena consciencia de ese detalle, también comenzás a saborear distinto los “caramelos” que te quedan…

Volviendo…

Cuando lo que está en el menú coincide con lo que a mí me gusta comer…pasa de largo, ni cuenta me doy, como en automático. Ni saboreo. (tema para otro café)

Ahora, cuando el menú es muy distinto a mi expectativa y mis ganas de lo que quería comer: ¡me enojo con la vida! ¿Me lees bien?

¿Enojarnos con la vida? ¡Que poco inteligentes que somos!… debe pensar la señora vida! Jajajaja

Ahora te pregunto: todas esas veces que te enojaste tanto, tanto, con lo que paso, ¿te sirvió para algo? ¿Lograste cambiarlo?

¿Mejoro la situación?

Si lo que paso era algo que “no estaba bajo tu control”, te aseguro que tu enojo no cambió absolutamente nada.

Y viene bien recordar que bajo “nuestro control” no tenemos casi nada.

Entonces, diferenciemos.

Si yo lo puedo cambiar, lo cambio.

Si yo no lo puedo cambiar, lo acepto.

Ahhhh! Pero entonces, ¡si acepto “eso” seré un resignado!, suelen responderme.

Vamos con la aclaración: Resignación es cuando yo SI puedo cambiar algo y NO lo hago. Hay, al menos una posibilidad de cambio, y la resigno, no la tomo. (Porque seguramente implique esfuerzos que no estoy comprometido a hacer.)

Elegir hoy relacionarme con “eso” que pasó, de una manera que “mayor poder de acción” me devuelva, para llevar adelante una vida en paz.

Aceptar La Vida tal y como es da PAZ

Vuelvo al punto clave según mi óptica: NO implica que esté de acuerdo con lo que pasó. Acordar es distinto a aceptar.

La vida plantea alternativas con las que, a veces, nos resulta fácil y fluido estar de acuerdo. Y otras, en donde para nada estamos de acuerdo, y ahí nos “enganchamos” (como pez en el anzuelo), y cargamos años de enojo y resentimiento.

(Cuando no aceptamos lo que no podemos cambiar, nos resentimos. Y “volvemos a sentir” la misma impotencia una y mil veces.

Es nuestra manera de pensar la que nos hacer sentir impotencia, bronca. Pensamos: “la vida no debería haber sido así” …y ahí viene el señor resentimiento a envenenarnos la vida).

¿Quiénes somos nosotros para cuestionar la vida? ¿Nos sirve cuestionarla?

Son solo creencias, a las que les damos entidad de verdades. Elijamos quedarnos con aquellas que nos expandan y desechemos todas las que nos limitan.

Ejemplo: ya lo mencioné en otro momento, igual creo que es muy gráfico y elocuente para la temática. Mi hija Candela murió. Es un hecho. ¿Lo puedo cambiar? ¡¡¡¡¡NO!!!!!

Si yo no acepto lo que no puedo cambiar, me resiento. Y vivo una vida resentida. Perdiéndome lo hermoso que me pasa día a día, como película delante de los ojos, viéndola como testigo, en lugar de ser la protagonista. Vivir resentida es quedar anclada en ‘eso” que pasó y no acepto, peleándome con la vida y sus hechos.

Si yo veo qué no está bajo mi control, que no hay nada que yo pueda hacer para revivirla, y ACEPTO que se murió, aunque yo NO ESTUVE NI ESTOY de acuerdo, me da paz y se abre otro universo de posibilidades muy diferentes para disfrutar la vida, que INCLUYE la muerte.

Tomé el hecho más extremo para que sea más fácil comprender la diferencia. Tomé la muerte.

De igual manera pasa en lo cotidiano, con muchísimas situaciones de menor calibre.

¿Yo puedo cambiar la conducta de “otro” ser humano? (acá cuenta todo “otro” distinto a mi: esposo, hijo, jefe, vecino, hermano, amigo, etc. Todo OTRO). La respuesta es más que obvia: ¡¡¡¡¡¡¡NO!!!!!!!

Yo NO puedo cambiar a NADIE.

¿Entonces, para qué me enojo con lo que NO puedo cambiar?

Acá tengo opciones: pedir el cambio y aceptar la respuesta. Puede venir como respuesta un cambio de conducta, o puede venir como respuesta un “así soy yo” ….

(El “así soy yo” es la respuesta de quien no quiere cambiar, y no está interesado en ello. Todos podemos cambiar y mejorar muchas cosas. Solo debemos comprometernos con ese cambio. Querer cambiar)

Igualmente, puedo elegir quedarme en esa relación, aun cuando el otro no quiere cambiar lo que yo pedí. Si decido quedarme, ya no cabe la queja.

Pedí, dijeron no, ¡elegí quedarme…agua y ajo…a joderse! jajaja! ¡O a aceptar!

Vos elegís.

También puedo elegir no quedarme en el vínculo. Si después de pedir y pedir cambios de actitudes que me dañan, las respuestas siguen siendo “así soy yo” y no estoy dispuesta a aceptar eso para mi vida, elijo irme del vínculo.

¡Ojo con los cambios que pido! ¿Eh…?

Esta bueno poder distinguir, permanentemente, qué “si puedo cambiar “y qué “no puedo cambiar”. Y distinguir qué si puede cambiar el otro y qué no puede cambiar.

Ejemplo: yo mido 1,60 y no puedo cambiarlo. Si me lo pidieran, sería imposible complacer ese pedido. Ahora … si me piden: “no utilices tal vocabulario cuando te réferis a tal persona” … eso si está bajo mi decisión de cambio.

¿Puedo explicar la diferencia? ¿Te va quedando más claro? Espero que sí.

Entonces, retomando… las relaciones son siempre de a dos.

(¡Epa! ¡Se me olvidaba la relación conmigo misma que importa un montón! Ya vamos a llegar ahí.)

Siguiendo con las de a dos, sea cualquier tipo de “par”, esas dos partes: matrimonio, amigos, etc.… Funcionarían mejor en base a pedidos y a hechos. Sin embargo, lamentablemente y en general, funcionamos en base a expectativas e interpretaciones.

Esto es, porque somos seres “interpretativos”. Todo el tiempo interpretamos.

Una salida a esto, cuando me siento mal por algo, es dejar de “suponer” y chequear si lo que yo interpreto de tal manera, es así para el otro y preguntar.

A veces pasa eso, el otro hace algo, yo “lo interpreto” de una manera que me duele y no lo comunico. Además, me enojo. ¿El otro?… ni enterado! ¡Nadie adivina al otro!

¡No supongas, preguntá! Ej. esto que hiciste vos, yo lo tomo así, vos con qué intención lo hiciste? … Preguntar en lugar de suponer, achicaría enormes brechas y grietas que vamos construyendo al vicio.

Otra: siguiendo con el don de adivinar…Creemos que el otro nos adivina los pensamientos y deseos…Entonces: ¡No pedimos! Y en lugar de pedir: ¡Esperamos!

Esperar, sin haber pedido, es la fórmula perfecta para frustrarnos.

¡¡Pareciera que nos fuimos por las ramas…y no!!

Todo tiene que ver con todo.

Si yo pido y pido en un vínculo y el otro, “pudiendo cambiarlo”, no lo hace, pues ya es mi elección: o lo acepto así, o dejo de permanecer en el vínculo.

Acá hay otro tema cultural interesante. ¡Muchas personas consideran que “si se lo tengo que pedir”, ya no tiene el mismo valor… Ojo al piojo! ¡Recordemos! El otro no es adivino. ¡Y vos tampoco! ¡Hablen! La comunicación es la relación. Somos nuestras conversaciones.

¿Te agarré justito? ¿Vos pensás así? ¿Le quitás valor si tenés que pedirlo?

Te invito a preguntarte: ¿en qué postura obtenés el resultado que querés en tu vida? ¿Pidiendo o no pidiendo?

¿De dónde aprendiste esa manera de pensar? ¿Te sirve hoy? Te invito a que comiences a cuestionar toda creencia que limite tu bienestar. Si no te limita, no sufrís por pensar así, ¡avanti! Ahora…donde hay sufrimiento es porque hay NO aceptación. Sufro porque pienso que “no debería ser como está siendo”.

El sufrimiento dura lo que nos demoramos en aceptar eso que no aceptamos.

¡Ahora vamos a una tangente que nos atraviesa a todos, toditos!

¿Y cuándo lo que no acepto es algo mío? ¡Chan! ¿¿¿Cómo me voy de ese vínculo??? Jajajaja! ¡Imposible huir de mí! Así que sí o sí toca aprender.

¿Aprender a qué? Aprender a aceptarME

Me hago las mismas preguntas:

Esta dentro mis posibilidades “cambiar esto” mío, ¿qué me “jode”? si es si la respuesta, pues lo cambio.

Para cualquier proceso de cambio, siempre lo primero es aceptar lo que es. Solo es después de reconocer y aceptar lo que no me hace bien, solo después, puedo cambiarlo. Y es ahí donde viene la figura del facilitador que elijas para ese acompañamiento. Y, sobre todo, lo fundamental es TU compromiso de transformación. Sin ese compromiso, nadie puede acompañarte. (ni coach, ni mentor, ni psicólogo, ni terapeuta holístico, etc. NADIE)

Si la respuesta es no, no está en mis manos este cambio mío…Acepto. ME acepto.

¡Es tanta la paz que nos invade cuando nos aceptamos tal y como somos!

Aceptarnos nos permite amarnos. Amarnos nos permite vivir en plenitud. (el amor propio será para otro café o té! Lo que prefieras)

Ro… ¿Y una vez que aceptamos, nunca más nos vuelve el resentimiento sobre ese tema?

Lamento decirte que a veces pasa, que ya hemos aceptado algo, ¡una situación, una circunstancia, un hecho…y de repente nos incendiamos de odio de nuevo! ¡Chan! ¿Y entonces?

Pues ACEPTO que, por momentos, no acepto.

Eso ya me da más alivio instantáneo. Reconocer. Aceptar. Que en “ese instante” me vuelvo a enojar… Y luego…vuelve la aceptación y de su mano: la paz.

Nunca se termina nuestra evolución.

Tampoco nuestro aprendizaje es lineal.

Vamos viviendo en “espiral”. Pareciera, a veces, que retrocedimos 10 casilleros, y en perspectiva, estamos en el supuesto “mismo lugar”. Si miramos mejor, veremos que es el “mismo lugar” de una vuelta distinta de ese espiral circular que es la vida.

¿Vamos juntos? Te acompaño.

Revisa el carrito
0
Añade tu cupón
Subtotal

 
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad